Por Sergio Nina
“¿Te quieres quedar pobre?”, “aquí no hay progreso”, “¿no quieres tener un mejor futuro?”, “debes ser un líder, un triunfador”. Son algunas de las frases que repetidamente escuchaba desde que era una wawa (un niño).
El manejo de los
residuos tanto líquidos como sólidos suelen acabar en desastres ambientales.
“¿Te quieres quedar pobre?”, “aquí no hay progreso”, “¿no quieres tener un mejor futuro?”, “debes ser un líder, un triunfador”. Son algunas de las frases que repetidamente escuchaba desde que era una wawa (un niño).
El hecho de haber
nacido donde en algún tiempo fue el bastión de las luchas mineras de Bolivia;
pero que también era el reflejo de su miseria, en una de las regiones que en su
seno tiene al pueblo, “al ayllu”, que han resistido durante siglos.
Me quisieron hacer
creer que mi procedencia no era motivo de orgullo, ya que mi madre fue una
obrera, mis tíos mineros, mi abuela campesina y eso significaba que tenían las
peores condiciones de vida que puede tener una persona, mis raíces eran motivo
de desprecio, de vergüenza.
De todas las formas
y de todas las maneras, el mensaje que me transmitieron fue que yo no debía
vivir en el campo, que la única forma de alcanzar la felicidad, el éxito y la
autorrealización, era “viviendo en la gran ciudad”.
Por eso, muchas y
muchos nos concentramos en obtener un título profesional o un oficio y escapar de los “pueblos” buscando un lugar
en las ciudades. Si se puede en las grandes metrópolis que hay fuera de este
país, porque nos enseñaron que ahí está la felicidad, ahí está el vivir mejor. Así
te lo dice la sociedad y cada vez ese mensaje es más fuerte en los medios de
comunicación, que te venden ese sueño, mostrándote los lujos y las comodidades que tienen las
grandes ciudades.
Todo este tiempo
han querido que pensemos que vivir en la ciudad es mejor, han querido que nos
avergoncemos de nuestras raíces indígenas, de que ser campesino (que trabajar
en el campo) no es digno y no es humano, de que el modelo de vida de los
pueblos (del ayllu) no es una opción de sociedad.
Sin embargo, si uno
nota que la primera característica de estos centros urbanos es que tienen una
alta concentración de personas, por lo cual atender sus necesidades, demandas,
comodidades es muy difícil. Sus altos índices de violencia y de injusticia
posiblemente puedan ser justificados por que “ahí hay más personas” pero
denotan la pérdida o la ausencia de valores especialmente la convivencia
comunitaria.
El acceso a servicios
básicos puede ser una cuestión muy deficiente, para que puedas ejercer tus
derechos como la educación y la salud tienes que luchar diariamente.
Los últimos acontecimientos
nos van demostrando que vivir en la ciudad no es lo que pintaban, ya que vamos notando,
con mayor fuerza, que las desigualdades son más fuertes, el peligro y riesgo es
más cercano por que a mayor concentración de personas, menor capacidad
organizativa, y menor cantidad de oportunidades al acceso de servicios vitales.
También vamos comprobando
que las personas que viven en el campo son los que piensan y sienten de una
forma más comunitaria buscando la satisfacción de las necesidades y el ejercicio de derechos para la
colectividad, que tienen mayor capacidad
organizativa, mejores prácticas de manejo de residuos, QUE SON LAS Y LOS QUE GARANTIZARAN LA ALIMENTACIÓN SANA Y ORGÁNICA.
Yo no tengo
vergüenza de mi procedencia y de mis raíces si no ratifico el gran orgullo que
tengo por mis ancestras y ancestros, por
el modelo de vida del ayllu que dirige mi camino.
Soy indio, soy campesino, soy sin vergüenza.
Fuente: Sergio Nina |
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