APUNTES SOBRE LA TOTALIDAD COLONIAL


Iván Apaza Calle

 “En verdad, lo que pretenden los opresores es transformar la mentalidad de los oprimidos (indios) y no la situación que los oprime”

Simone de Beauvoir: “El pensamiento político de la derecha”

La época actual es un tiempo inédito. Esto no quiere decir que las estructuras coloniales desaparecieron por arte de magia; es verdad que, no estamos viviendo las mismas características de la totalidad colonial del siglo XVI, pero si existimos en ella, transformada con nuevas características y bajo las mismas constantes.

Los orígenes del colonialismo en el antiguo Tawantinsuyu, surgen a partir de 1532, año donde se impone por parte de los colonizadores, estructuras coloniales que, prácticamente mantienen a los indios bajo límites en su existencia. Pero vayamos mucho más allá. ¿Qué implica la opresión q’ara[1] en “América”?, involucra varios factores en la existencia de los indios[2], de los aymaras, qhiswas, etc.; aquí entendemos a la existencia como una totalidad, conformada  por aspectos que la componen, como lo social,  económico, cultural, religioso, entre otros. Todos estos elementos de la vida humana en el mundo colonial adquieren valor negativo. Quienes definen este valor de negatividad, son los opresores, el q’ara definitivamente; pero preguntémonos ¿quién crea al oprimido y al opresor?, ¿cómo surge esta dicotomía?, concretamente no es algo mágico, este contexto es creación del hombre, cuya raíz originaria es lo económico que conduce a Europa a colonizar territorios en busca de oro; sin embargo el fenómeno de la colonización, tiene características ligadas al dominio de la voluntad, pues en el momento que los europeos se hallan ante una sociedad diferente a ellos, lo invaden quitándoles el poder de decisión, el político a los invadidos, consiguientemente, se los somete. Respondamos: Los que establecieron ambas condiciones y la interacción q’ara-indio es el ocupante; es el español el que dio lugar al indio en tanto que indio, poniéndose este el título de amo, pero ¿por qué tiene tal decisión? No es la excepcionalidad del europeo ni mucho menos la supuesta superioridad, sino la guerra, la violencia permitió tal decisión, es el triunfo del español ante los inkas que proporcionó ese poder. Así surge el opresor y el oprimido, el indio y el q’ara.

A lo largo de la historia, esta dicotomía en el mundo colonial, que son dos polos antagónicos, la de opresor y oprimido se ha mantenido, pero no es la misma en cada época, a medida que transcurre el tiempo va transformándose; esta metamorfosis no implica la desaparición del q’ara y el indio sino su profundización en sus relaciones e interacciones sociales que aparecen como confusas a veces. Ejemplifiquemos. La diferenciación social que existe hoy, tiene su propia historia, la versión antigua de esta es el racismo biológico que en cierto tiempo y espacio justificaba la opresión colonial q’ara, pero esta transformación no está completa en la actualidad, porque se muestra aun en la vida cotidiana, pero cumple la misma función de antes: la legitimación de la totalidad colonial. 

Cuando hablo de la totalidad colonial, me refiero a diversos factores existenciales concretos que suman esta, como las relaciones sociales, económicas, políticas, la cultura, la religión, el idioma, las existencias mismas de los indios y los q’aras; la dinámica social no está exenta, no se encuentra fuera de la totalidad sino que se rige bajo sus estructuras. La totalidad colonial de hoy es la totalidad de ayer pero transformada y mejorada.

Tomemos otro ejemplo de este cambio que sufre las estructuras coloniales. 1781-1783, son años de guerra intensa de los indios contra el régimen q’ara; el movimiento tupakatarista tenía el objetivo de eliminar a los chapetones, criollos y mestizos, arrasar con la condición de indio; Tadeo Diez de Medina oidor de ese período, señaló que la revuelta de los indios eran bárbaros, inhumanos, calificando a su líder Tupak Katari como un, borracho y monstruo de la humanidad a la hora de su descuartizamiento. Esta dinámica contra colonial de los años 1781-1783, tiene características particulares porque se da en un cierto tiempo y espacio, pero no saquemos conclusiones aún, de hecho también hay una esencia común que se repite en cada revuelta india y es a donde quiero llegar. Veamos, los años 2000-2003 es otro momento de conflictividad, donde se aclara muy bien quien es quien; las particularidades deslegitimadoras de la guerra anticolonial de 1781, regresan en forma nueva, es decir, el discurso deslegitimador contra los aymaras-qhiswas que bloquean las carreteras haciendo hambrear a la ciudad, provienen del mismo q’ara; los que calumniaron al movimiento autóctono, era la casta social que administra el poder político, que en años atrás a este acontecimiento, buscaban mejores condiciones de vida (para el indio), promoviendo políticas estatales, de salud y educación. Pero como se observa, la esencia común en los colonizadores cuando se da una revuelta contra colonial, es la deslegitimación y la justificación de los actos represivos contra los rebeldes, para mantener las estructuras coloniales.

Pero esperen, no simplemente se mantienen el racismo, la deslegitimación y las justificaciones como constantes coloniales en la actualidad, sino también la instrumentalización del indio y lo indio. La utilización del indio y lo indio en la política actual, no es nada novedoso, pues estas surgen en el mismo contexto de la invasión q’ara; si nos remontamos a la era colonial iniciadas en 1532 en la tierra de los inkas, los colonos, han maniobrado a los colonizados, pues su victoria a dependido de la ayuda del indio: ahí están los martinillos, felipillos, francisquillos, indios amaestrados por el colonialista para facilitar la institución del orden colonial. En 1781, en la guerra tupakatarista contra los q’aras, la existencia de indios de paz o indios fieles tuvo importante papel para los cercados pues con la ayuda de estos lograron romper el cerco de los indios rebeldes, pues ¿cómo podrían mantenerse estos en su condición de opresor sin la fuerza india?; la política q’ara siempre dependió de la fuerza del indio, esto se debe a la asimilación; ya que, moldeando la mente del colonizado el colonialista puede manejarles a su antojo, utilizarlos en contra de su misma estirpe en el momento que estos adquieren conciencia de su condición y batallan con ímpetu contra el sistema q’ara. Otra experiencia sobre la constante de la instrumentalización se observa en siglo XIX, en la revuelta de Zarate y Luciano Willka, que también fueron instrumentalizados. José Manuel Pando y Fernando Alonso, supieron muy bien, instrumentalizar a los indios, enfrentándolos “indios contra indios”. Liberales y conservadores fueron de la misma calaña, así como se ve actualmente: Izquierdistas y derechistas, que son de una misma sangre; los Pizarro y Almagro viven en ellos, no podría ser de otra forma y aunque el indio fiel o de paz querría, eso sería imposible. Los colonos mantienen a los indios a través de dadivas y éstos por vivir, aceptan la instrumentalización, cual hoja de coca que, calma el hambre y que convierte al enjambre fácil de manipular, hasta convertirlos en históricos monolitos, que solo sirven de símbolo en la política, no son los sujetos políticos.

Como se observa, la instrumentalización del indio también es en un coeficiente importante en el campo político de la totalidad colonial, pero va más allá; la instrumentalización también se da en los elementos-culturales-en-potencia como, la tradición, la simbología, la religión y las prácticas culturales. El indigenismo en sus diferentes variantes, desde lo artístico hasta lo político, es una muestra clara de esta constante colonial, cuya finalidad es la asimilación de lo indio y la fijación a través de los límites impuestos. Los colonos adoptan los elementos-culturales-en-potencia como barniz que, oculta el orden instituido, manteniendo así la esencia colonial. Este fenómeno se puede evidenciar a partir del año 1952 con más relevancia con la revolución nacional, que fundamentó su ideología en la cultura Tiwanakuta. Y se ha ido profundizando más, con la adopción de símbolos y prácticas culturales de los colonizados en el régimen actual.

Como se ha observado, la esencia del sistema colonial se mantiene a través de sus constantes, del racismo biológico a la diferencia, de la instrumentalización del indio como tropa cobriza al pongo político, lo que va más allá aún, a la instrumentalización de los elementos-culturales-en-potencia, de los colonizados, pero además, en los tiempos de revuelta contra colonial, la deslegitimación no es novedad, sino un discurso que justifica las represiones hacia esta.


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[1] Entiéndase el termino q’ara equivalente a colonizador y colonialista 
[2] Se entiende la categoría indio equivalente a colonizado en nuestro contexto.  

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