TinkuPolitik No.1
Independientemente
de si el MAS llega al gobierno o no en las próximas elecciones, está claro que será
un actor central del poder político en los próximos años. Este partido, en los
últimos meses, a pesar de tener acusaciones de magnitud como: fraude electoral,
corrupción, vulneración de la constitución y acusaciones a la vida personal de
su líder, demostró tener la capacidad de representar aún a buena parte de las organizaciones
indígenas, campesinas y sectores populares del país.
Sin
embargo, esta capacidad representativa no se debe al trabajo de aquellos
operadores políticos que se presentaban como los “guías e ideólogos” del instrumento
-nos referimos a aquel sector de la izquierda y de clase media representado por
Álvaro García Linera y su entorno-. Fue evidente que el mérito de organizar una
resistencia política popular ante un gobierno eminentemente conservador, como el
de Añez, se debió a las y los líderes políticos de extracción indígena, quienes
fueron al final, en palabras de algunos intelectuales aymaras, “los que
pusieron los muertos”.
Esto
permitió que, dentro de la estructura de este partido, se manifiesten
diferentes posiciones críticas hacia las cúpulas de poder. Esta situación se exteriorizó
mediante declaraciones de líderes de organizaciones fundamentales, como la
Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Bartolina Sisa -quienes
abiertamente se refieren a este grupo de poder interno del MAS como “los
racistas”-, la CSUTCB, sectores cívicos de la ciudad de El Alto y algunas
organizaciones afiliadas a la COB.
Este
proceso de crítica interna no pasó desapercibido ante la opinión pública, sino
que se manifestó en la molestia de estos sectores por la no postulación de
David Choquehuanca como candidato a la presidencia, lo cual se reforzó con las
declaraciones de éste, al referirse a la necesidad imperiosa de “alejarse del
entorno de Evo” y de no permitir el retorno de los viejos ministros en caso de
ganar las elecciones.
En
este contexto, llamó la atención que, incluso Felipe Quispe, “El Mallku”,
declare abiertamente su apoyo a Choquehuanca (Quispe no refiere su apoyo al
candidato oficial, Arce). Y para completar el escenario, fue incluso Tuto
Quiroga -para sorpresa de muchos- quien el pasado domingo en conferencia de
prensa le deseó suerte a David Choquehuanca para “reconfigurar el instrumento
político” desde el ala indígena.
Las
críticas a los sectores de la izquierda del masismo son muchas. En palabras de
un líder de El Alto, éstos son vistos como “clasemedieros jailones que
disfrutaron del poder y huyeron en los momentos más duros del golpe”. A ello
se suman las críticas de carácter ideológico hacia los intelectuales de este
grupo, representados, entre otros, por instituciones como el CIS, organismos que
parecían ser los laboratorios de pensamiento político e ideológico del masismo. No obstante, tal papel no se materializó en
los momentos más difíciles, especialmente ante la reacción conservadora de una derecha
envalentonada en los primeros meses del gobierno de Añez.
Esta
ausencia intelectual e ideológica fue compensada por otras corrientes de
pensamiento tradicionalmente críticas al masismo, entre las que podemos
mencionar al indianismo-katarismo y el feminismo que, desde sus diferentes colectivos,
demostraron contar con mejores argumentos ideológicos y políticos para hacer
frente a las posiciones racistas y de tinte fascista que fueron rápidamente adoptados
por operadores del MAS.
Con todo
ello, está claro que el MAS está pasando por un complejo proceso autocrítico en
medio de un proceso electoral, lo cual nos plantea algunas preguntas para el
debate:
·
¿Se puede hablar de un
proceso de reconfiguración de fuerzas entre los sectores de la izquierda del
MAS y los sectores indígena-campesinos?
·
¿Podría clasificarse esta
situación como el inicio de una descolonización indígena-campesina de la
tutoría ideológica de la izquierda?
·
¿Estamos ante un proceso de
empoderamiento étnico y de clase o ésta es sólo una ilusión deseada de quienes
ansían el resurgimiento de un movimiento étnico?
·
¿Cuál será la reacción de
ese masismo de izquierda y de “clase media” para mantener su posición?
·
¿Contemplamos la renovación
de un partido político, con más democracia y más rostros indios en la toma de
decisiones?
Con
estas preguntas iniciamos este ciclo del TinkuPolitik, un nuevo espacio
para la reflexión y el debate acerca de diversos temas relacionados con la política
nacional y sus actores desde la ciudad de El Alto.
La
mesa está servida, les damos la bienvenida.
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