El 10 de noviembre de 2019 la wiphala fue quemada por
grupos de la ultra derecha en Cochabamba, La Paz y Santa Cruz y otras ciudades.
Fue el día más negro de la sociedad colonial y racista de Bolivia.
La wiphala es un símbolo no de un partido político sino
de un pueblo que pese a los años de colonización, discriminación y racismo ha
pervivido como la t’ola del altiplano inmenso o como el ceibo de las tierras
tropicales. Es un símbolo nacional del pueblo aymaraquechua que representa en
su interior la diversidad y a la vez una unidad compuesta.
La noche de ese 10 de noviembre al ver y escuchar que se
había quemado la wiphala miles y miles de jóvenes y señoritas y alteños y
aymaraquechuas de las provincias nos hemos indignado profundamente porque
habían quemado el cuerpo vivo de nuestro pueblo igual como lo habían
descuartizado a Tupak Katari en 1781 y asesinado a Bartolina Sisa en 1782. Ante
este hecho las casas de todos los alteños, sus calles, las avenidas y los
WhatsApp y Facebook se han wiphalizado para repudiar semejante hecho.
Hombres y mujeres hemos levantado nuestra voz el 11 de
noviembre y hemos fundado con ella una nueva nación: la nación kolla y pueblos
indígenas porque los alteños y los aymaraquechuas no solo vivimos en el
altiplano sino también en los valles, la amazonia y el oriente del país y a la
vez en Argentina, Chile, Brasil y en otras latitudes. Allí la imagen quemada
del símbolo viajó como el viento ronco de las montañas y de las selvas
profundas. Y ahí se unió el país aymaraquechua en un solo movimiento y en un
solo ser.
Las oligarquías blancas de izquierda y derecha han hecho
uso utilitario en un caso y en otro lo han quemado por odio e ignorancia.
Pensaron que el símbolo era de un partido político. No pensaron ni se
imaginaron que éste es un símbolo creado y recreado por el movimiento
indianista junto con el movimiento katarista para enarbolar nuestras luchas
contra las dictaduras militares y por nuestros derechos desde 1960, 1970, 1980,
2000, 2001, 2007, 2019 y 2020. Así la Wiphala tiene un largo recorrido que
viene desde Tiwanaku y Cusco y como tal ha estado sembrando nuestra pertenencia
a un pueblo vivo y valiente. Un pueblo rebelde y luchador. A ese pueblo han querido
destruir de todas las formas. Y no han logrado ni lo lograrán.
Así el 11 de noviembre será un día dedicado a la Wiphala
para que por los siglos de los siglos y en todas las formas de nuestras vidas
ese símbolo de 7 colores de arco iris y 49 cuadrados, sea la guía de nuestro
destino común. No morirá porque estará en los corazones de los miles y millones
de aymaraquechuas hasta conquistar su poder y su libertad. Todas y todos
debemos fundar una nueva nación para toda Bolivia y entonces cambiar las cosas
de raíz para gobernarnos nosotros mismos.
Es dado a los 11 días del mes de noviembre en el edificio
emblemático de la Universidad Pública de El Alto.
Ciudad de Tupak Katari, El Alto, 11 de noviembre de 2020
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