La posesión de los nuevos ministros de Arce, ¿da señales
de un cambio de timón en la forma de gobierno del MAS? Es
posible. Un gabinete ministerial con aparente perfil técnico y rostros “nuevos”
fueron presentados el mismo día que Evo Morales regresaba al país. Por un lado,
algo nuevo empezaba y, por el otro, regresaban viejos rostros y, junto a ellos,
los sentimientos encontrados que producen estos personajes en la población. Una
cosa sí es cierta: el MAS recuperó el vigor que había ido perdiendo antes del
ascenso de Añez al gobierno y se muestra más fuerte que nunca. Pero, al mismo
tiempo, observamos elementos que anuncian que las cosas no volverán a ser como
antes.
Nos
referimos concretamente al evismo como forma de gobierno. ¿Qué es el evismo?
una pregunta para el debate, debate que no profundizaremos aquí, pero que empezaremos
a abordar desde la descripción, es decir, como práctica, forma de hacer
política y ejercer el poder. Para ello,
nos referiremos a cuatro características del evismo -de las muchas- que son parte de su estructura: 1) el culto
a la personalidad del líder; 2) el uso de lo indígena como propaganda; 3) la alineación
con el socialismo del siglo XXI; y 4) la conformación de un entorno de poder en
función al líder.
Con
respecto al culto a la personalidad, es improbable que el nuevo gobierno continúe
con esa práctica, ya que invertir en Evo como símbolo del gobierno debilitaría
la posición del nuevo presidente y le mostraría débil y subalterno al viejo
entorno. Por otra parte, es evidente que no se apostará por la imagen de Arce
como símbolo, ya que éste no tiene el atributo central -ser indígena-. ¿Podría
Choquehuanca asumir ese papel? Esto último parece improbable, ya que el
paulatino crecimiento de su popularidad entre los sectores orgánicos pone
nerviosos al sector izquierdista y al mismo Evo. Además, si fuera así, la convivencia
de dos gallos indígenas en un mismo gallinero sería conflictiva.
Al
expresidente le han asignado un papel protagónico en las próximas elecciones subnacionales,
pero ¿podrá Evo ser un símbolo que fortalezca las candidaturas del MAS fuera
de su círculo de seguridad? Y con circulo de seguridad nos referimos al Chapare
y sectores rurales, porque es evidente que en las capitales de departamento su
imagen ya no es la de hace unos años atrás.
Con
respecto a lo indígena como propaganda, también se observan cambios.
Choquehuanca demostró durante su intervención en la ceremonia de posesión que tiene
un discurso mucho más envolvente que Evo y Álvaro juntos. En momentos en los
que algunos intelectuales -especialmente aymaras- presagiaban el fin del
indigenismo y el discurso “pachamámico”, retorna este actor político,
Choquehuanca, el más convencido y hábil promotor de esta corriente. Y detrás
suyo un, cada vez más emergente, sector orgánico indígena-campesino que sin
duda fue el gran protagonista durante la resistencia al régimen de Añez. ¿Muestra
la discreta posesión ritual en Tiahuanaco un cambio de actitud referente a lo
indígena como propaganda? ¿Será éste el inicio de una reconducción del
discurso indígena a la cabeza de Choquehuanca o sólo una continuidad?
Sobre
el papel de Bolivia dentro del proyecto del socialismo del siglo XXI, es
evidente que el ala izquierda del MAS, con Evo a la cabeza, hará de todo por
sostenerlo, situación que provoca -sobre Bolivia- la desconfianza internacional.
Las múltiples violaciones de Derechos Humanos perpetrados por Maduro y Ortega
han desmoronado cualquier imagen democrática en stos
regímenes, que son vistos con repulsión por la comunidad internacional. A ello
se suma que, sin Trump al frente, la izquierda del siglo XXI pierde su mejor
argumento en su retórica antimperialista. El nuevo presidente Biden cuenta con
el respaldo de Bernie Sanders, aliado incondicional de Evo. A ello se suma la
crisis económica producto de la COVID-19 que requerirá de una política exterior
abierta y flexible. ¿Es sostenible continuar mostrándose al lado del régimen
de Maduro y su entorno en este nuevo contexto? Y más importante aún, ¿apoyan las
organizaciones del pacto de unidad esta alineación política o es sólo de
interés del entorno de Evo?
Por último,
nos referimos al “entorno”, un grupo que logró acumular mucho poder e influencia
en los 14 años de Evo. Está claro que ese entorno es el más cuestionado por la
población (también dentro del MAS), puesto que sobre ellos pesan denuncias de
corrupción, autoritarismo, impunidad, violaciones a la Constitución y finalmente
-en palabras de sus militantes- por “deslealtad y cobardía ante el golpe de
Estado”. No es casual que este entorno haya acompañado a Evo en su retorno
y que hoy haga de todo para figurar a su lado. Este grupo y su estructura necesitan
de Evo para lograr retomar los espacios de poder e influencia perdidos y de
igual manera Evo los necesita para mantenerse vigente.
En
la práctica, no parece que este entorno esté fuera en absoluto, ya que algunos
ministerios clave del nuevo gabinete de Arce todavía responden a este grupo. A
diferencia de los sectores populares y del pacto de unidad, este entorno cuenta
con una gran presencia e influencia en los medios, las redes sociales, la
academia, colectivos progresistas y están bien conectados con las redes de la
izquierda internacional. Claramente, su primer objetivo es consolidar la
narrativa del golpe de Estado, tarea para el que ya se pusieron manos a la
obra.
Sin
embargo, frente a ellos, al interior del MAS, se posiciona una militancia
popular cada vez más inconforme y con demandas hacia una reconducción del
partido. Su principal cuestionamiento al evismo
es el uso instrumental de lo indígena-popular por parte de un entorno que
monopoliza la administración estatal, con usos clientelares entorno al caudillo
que, en la realidad, reproduce las viejas prácticas coloniales de dominación con
un barniz de revolución.
Ante
este panorama nos preguntamos, ¿representa el evismo el propio obstáculo del MAS? ¿Prevalecerá a Arce y
Choquehuanca? ¿Cómo influirá el evismo
en las elecciones subnacionales próximas? La mesa está servida para el
debate.
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