Por Estela Maldonado
LLAMAYU urunaka wila masinakaxampi
Un día estoy en la ciudad trabajando y estudiando,
pero al día siguiente puedo llegar a mi pueblo a escarbar papa, a pastear los
animales sin ningún problema.
Luego de esperar meses por fin llegó el tiempo de la
cosecha, me encanta este tiempo ya que la familia está reunida, tíos, primos y
toda la familia. El ayni que actualmente se practica en mi pueblo y lo que no
puede faltar es el apthapi.
Esta mañana madrugamos, las kullakas en la cocina, los
jilatas alistando todo lo necesario para escarbar mientras los más pequeños se
alistan para cuidar los animales ya que mi mamita (abuelita) dice: “aquí todos
tenemos que trabajar”; y eso nos motiva bastante.
Apenas sale el sol todos ya deben estar listo para ir
a la chacra; llegando al lugar antes de comenzar con el trabajo mis tíos
pijchean coca y dulces. Comenzamos entre risas y risas, la competencia no se
deja esperar como siempre los tíos son más agiles (aunque no todos), me encanta
porque veo mi familia unida a pesar de las diferencias que existen, Muchos
dicen que cuando se vayan los papás mayores ya no es lo mismo y espero no sea
así.
Ya es medio día, mi mamita llama a todos a almorzar,
muy esperado esta hora en especial para mí ya que toda comida es cocinada a fogón
y tiene un sabor único. Mi papito dirige la oración, después todos nos sentamos
en círculo, mis tías y yo nos encargamos de extender el aguayo y el respectivo
tari que contiene papa, chuño, tunta, postre, fideo, arroz, la llajwa molida a
batan, y por supuesto, la famosa kanka (carne a la brasa) infaltable.
Luego del almuerzo tenemos un descanso de 30 minutos y
nuevamente continuamos con la cosecha, ya más tranquilos, porque todos ya están
cansados y van con más calma.
Al atardecer, ya casi entrando el sol, todos nos
alistamos de regreso a casa....
CONTINUARÁ
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