CONTRA EL INDIANISMO Y EL KATARISMO Crítica a “Prolegómenos del nacionalismo aymara” de Pablo Velásquez Mamani
Por: Iván Apaza-Calle
Hay mucha preocupación y
expectativa de los aymaras de la nueva generación emergente respecto a
publicaciones que tratan temas relacionados a su condición existencial; los
elementos que derivan de esta condición son: racismo, nacionalismo, liberación,
economía, poder político, entre otros temas que afectan quiérase o no de alguna
forma en sus interacciones diarias en el espacio donde se hallen. Sin embargo,
la mayor parte de las publicaciones de los propios aymaras, sobre temas de su
condición se queda ahí en la publicación, sin ser sometidos a la reflexión y a
la crítica. Este fenómeno de dejar-pasar
la producción, sea cual fuere la tesis que se plantea es peligrosa, de manera
que conduce al dogma; puede que uno de los mejores justificativos de esta nueva
generación sea la frase acuñada por Felipe Quispe Huanca: “entre indios no tenemos que pisarnos el poncho”, pero esto cabe en los momentos de praxis,
¿acaso ese pensamiento no surgió en pleno movimiento contra colonial? Por
supuesto que sí, haciendo referencia a que los indios no deberían destruirse
los unos a los otros; es decir, en el mismo movimiento, los indios deberían de
unificarse, hombro a hombro, contra viento y marea liberarse de forma
unificada. Pero esta frase del Mallku, es malentendida, agregada de otro
significado, ella consiste en que “no deberíamos criticarnos entre indios” es
decir, si un aymara X escribe proponiendo una tesis, esta no debería de ser
criticada, si llegara a efectivizarse entonces estaríamos en contra de lo que
dice. Como se observa, hay una confianza ciega, que además es alimentada de
fanatismo, consecuentemente el producto de esta realidad que no es criticada ni
reflexionada, —aun cuando lo escrito este
en contra de la liberación—es aceptada por el hecho de que “los aymaras no
debemos criticarnos”; este justificativo refiere a que si critico a alguien, se
entiende que critico a la persona como tal, aun cuando critique a sus ideas, el
efecto de esta última es producto del fanatismo existente en los aymaras de la
nueva generación[1];
aquí el problema radica en no diferenciar dos cosas: primero la critica a la
persona como tal y segundo, la critica a las ideas de esta persona. Lo más saludable de la reflexión crítica es
que se critique a las ideas y no meramente a la persona, Platón daba una regla
respecto a esta situación “por regla general, no hay que examinar quien a dicho
esto o aquello, sino si está bien dicho”[2],
asimismo, si es verdad o falso lo que ha dicho; a partir de esto podemos
direccionar la búsqueda de soluciones a problemas que se nos presentan.
Vistas las cosas así,
retornemos al primer párrafo, donde señalamos que los aymaras están a la
expectativa de las publicaciones teóricas relacionadas a su condición
existencial sean estas de negación y liberación, pero que no son dilucidadas de
manera crítica, tarea que me daré hoy de ir un poco más allá de los
planteamientos de un escrito, en este
caso en “Prolegómenos del nacionalismo
aymara”, de Pablo Velásquez Mamani, publicado en el mensual PUKARA
correspondiente al mes de diciembre de 2016.
Existen 5 proposiciones en
la que gira el escrito de Velásquez, nos concentraremos en analizar la primera
proposición que como su autor señala son perfectibles porque son iníciales, el
mismo termino prolegómenos implica una introducción general a un estudio
profundo sobre un tema.
El interés de Pablo, desde
mi perspectiva inicia con la publicación del libro de Kawi Castaya: “Estado federal aymara” (2016), pero
esta es circunstancial, pues la motivación fundamental, recae en la crisis
teórica del indianismo; ya que después de la producción de Reinaga,
específicamente la etapa indianista, no hay progresos que superen a esos
escritos; evidentemente existió y existe crítica a las políticas coloniales del
Estado sobre “el indio y lo indio” de parte de Pedro Portugal y Carlos Macusaya
conocido con el nombre de pachamamismo, pero estas no han sido dilucidadas
teóricamente en un estudio sistemático cayendo en la mera descripción y
denuncia al igual que los escritos de Reinaga, consecuentemente el descontrol
de lo que se nos presenta no es un entendimiento de lo que ocurre, pues no se
explica el por qué ocurre, qué efectos trae, qué es y qué es lo que se debería
hacer o cómo salimos se sale de la política colonial, he ahí, el papel de la
teoría, el entendimiento por supuesto.
La primera premisa de los
prolegómenos, es “el indianismo y
katarismo es simiente del nacionalismo aymara”, “porque hablan del aymara”, estas son efecto de la realidad que
están viviendo los aymaras, una nación sin Estado; este fenómeno tiene
consecuencias, ya que, el conjunto social al que llamamos aymaras, tiene
limitantes , pero no es de su voluntad y de su capacidad productiva para
marchar por el método progresivo, sino su voluntad personal va mas allá de las
limitantes externas, en este caso sistémicas y estructurales, de ahí su
potenciamiento en el campo económico sin la promoción del Estado ajeno. El
indianismo y el katarismo como entiende Pablo, son dos vertientes que hablan y
denuncian esta realidad aymara, asimismo buscan soluciones, el primero: la liberación
india a través del Poder indio y el segundo: la hegemonía kolla, pero cada uno
con sus interpretaciones particulares, pero que confluyen en la liberación de la nación sin Estado del
Estado que limita esa capacidad productiva y voluntad del ser. Aquí podemos
hallar que, si confluyen en una respuesta es porque ambas vertientes
interpretativas parten de un mismo punto: la situación colonial de ese conjunto
social llamado aymara por su lengua, pues si los aymaras estarían constituidos
como Estado, con su propio gobierno, sus tradiciones, idioma, símbolos
legítimos-legales no habría necesidad de estar hablando de que hay una
hegemonía kolla ni liberación a través del Poder; el asunto, es que hay una
causa para que surja estas interpretaciones y discursos. La raíz de estos es
que de época en época la colonia no desapareció por las transformaciones que
sufrió hasta hoy.
El indianismo tiene desde mi
punto de vista una interpretación más general del problema que tratamos, la
razón recae en su misma formación discursiva escrita desde Reinaga, y tiene que
ver con una situación mundial: la colonización y las ocupaciones coloniales que
sufrieron varias naciones no-europeas; el indianismo, así como la negritud, el
orientalismo, son ideologías contra coloniales de las naciones del Tercer
Mundo, no es casual que Reinaga haya leído a muchos ideólogos de estos países
para fundamentar el indianismo. Vistas las cosas así, el indianismo, es un discurso
que encierra una demanda, un proyecto político de las naciones autóctonas de
América en general en busca de su liberación, teniendo como fundamento la
historia, es decir, si Reinaga tuvo fundamentos políticos en lideres y teóricos
del Tercer Mundo, también tuvo a partir de la historia, esta ha sido el otro
eje en que se funda el indianismo. Fausto está tratando de entender a partir de
la historia y “su” presente la realidad de las naciones autóctonas, he ahí las
razones de las consignas de reconstrucción del Tawantinsuyu del siglo XX[3], o en
términos de Carnero Hoke el Segundo Tawantinsuyu[4]; como se
entiende hay nacionalismos: el nacionalismo qhiswa, el aymara, el guaraní entre
otras pero unificados en uno: el indianismo. Sigamos, si el indianismo busca la
liberación del indio, y por este último se entiende aquel sujeto oprimido
integrante de una determinada nación sin Estado, entonces hace alusión a un
qhiswa, aymara, guaraní, mapuche y otros, ¿a qué se debe esto?, a que el
indianismo cuando usa el termino indio niega al ser como tal, pues como ya
examinó Bonfil Batalla, el concepto de indio
es sinónimo de colonizado[5], aquí
Reinaga utiliza la palabra indio para unificar a todas esas naciones, pero las
consecuencias de este nombramiento es la negación misma. Tengo la certeza de
que aquí el problema es histórico, la equivocación de Colon de llamar indios a
estas diversas naciones unificándolo en este término para diferenciarlos y
consecuentemente “civilizarlos” también es una negación, entonces Reinaga tiene un eje para fundamentar su
discurso ideológico; la historia, parte de esta misma negación, queriendo
unificar y a partir de la “unidad india” alcanzar la liberación conjunta,
Reinaga explica así: “… la UNIDAD INDIA, (la unidad campesina) no se concibe
sino como liberación india. Y, la liberación india significa ‘PODER INDIO’.
Luego la unidad india descansa en la voluntad granítica del Poder por el indio”[6]. La
pretensión de unificar a las naciones autóctonas, descansa en un
no-entendimiento de la conciencia y su consecuencia; veamos, para Fausto, la
liberación del indio como tal sólo se da cuando tome el poder, de lo contrario
sigue siendo dominado, si no triunfa la revolución india entonces el indio se
mantiene como indio[7],
esto es consecuencia de una proposición: “si con el nombre de indio nos
dominaron, con este nombre nos liberaremos”, a primera vista esta idea, es una
justificación de la condición de indio que sirve como consigna para luchar
contra los q’aras, pero si analizamos, aquí existe una afirmación de la
negación, se afirma el indio y lo indio para liberarse, sin embargo,
encontramos que esto no puede ser, si el indio toma conciencia de la existencia
india entonces deja de ser un negado, es decir indio, en cuanto se entera de su
situación deja de ser lo que ha sido y deviene en otro ser, y si es así no
puede afirmar lo que no quiere ser: indio, porque al estar consciente de ese
estado niega esa negación, “el esclavo, en el instante en que rechaza la orden
humillante de su superior, rechaza al mismo tiempo el estado de esclavo. El
movimiento de rebelión lo lleva más allá
de donde estaba en la simple negación. Inclusive rebasa el límite que fijaba a
su adversario, y ahora pide que se le
trate como igual… la conciencia nace con la rebelión”[8], ¿si se
sabe que indio es oprimido entonces cómo continuar indio, si eso es lo que no
se quiere ser?; la primera condición para una liberación es ser consciente de
la condición, porque internamente ya se es libre, la segunda condición es
liberarse de los límites impuestos en lo externo, en este caso del Estado y las
relaciones coloniales, se llega a esta segunda condición cuando se es
consciente del estado en la que se halla, ¿si no se es libre internamente
entonces como liberarse de la externalidad? Reinaga construye el indianismo
bajo estas premisas erróneas; entonces, la utilización del término indio, tiene
dos raíces, la primera es la pretensión de unificar y la segunda la afirmación
de la negación, y el nombre indianismo es consecuencia de estas dos
formulaciones, pero hay que agregarle algo mas, las lecturas de Reinaga a la
producción literaria indigenista, esta corriente utilizó la palabra indianismo
en sus obras, como Uriel García quien hablaba de un neoindianismo[9] en 1930,
incluso Mercedes Anaya Urquidi, tiene una obra cuyo título es “Indianismo, o Carlos Medinaceli que
acuña en su “Estudios críticos” este
término. Es evidente que, los que utilizaron este denominativo no existen bajo
la condición de indio, y no es casualidad que para estos escritores, las
acciones de los indios sea el
indianismo.
Analicemos ahora la experiencia
de otras naciones que sufrieron la experiencia colonial para salir de este
embrollo; en el caso de las naciones africanas, la construcción discursiva no
se dio a partir del nombramiento o equivocación de un europeo; se los ha
llamado en EE. UU. A los negros como los niggers, en Argelia como “los pies
negras” para diferenciarlos, sin embargo aquí el punto es que sus ideólogos no
partieron de este nombre para rebelarse contra la colonia, sino recurrieron al
color de su piel: negritud, esa es la diferencia; en América los colonizados en
especial sus ideólogos al buscar su liberación no recurrieron al color de su
piel para tomar conciencia de su situación, no dijeron los cobrizos estamos
oprimidos por los blancos; por otro lado, las naciones asiáticas también no
recurrieron a la denominación del colono para la toma de conciencia sino a la
parte geográfica: el oriente por tanto,
orientalismo.
Es normal que los
colonizados en estas tierras no acepten el término indio para identificarse
sino solo aquellos que han leído a Reinaga entendiendo el discurso indianista y
las proyecciones políticas que plantean a partir de la unidad. Si en las
naciones africanas fue el color de piel y la experiencia de la racialización
del Poder y la división social del trabajo para asumir la conciencia, uno no
necesitaba leer a Fanon, Malcolm X, bastaba que sus líderes dijeran nosotros
los negros y todos se identificaban mirándose los unos a los otros, o en el
caso asiático el geográfico.
Reinaga, Carnero Hoke,
Wankar Reynaga, en la construcción del indianismo si han explicado
discursivamente el fenómeno de la colonización y la tarea de los colonizados de
manera general, no se dieron cuenta de las consecuencias no previstas del mismo
término “indio” que es la raíz de sus explicaciones; en mi opinión el problema
para que haya un desentendimiento del discurso indianista con la sociedad colonizada
es una cuestión nominal, con lo que se niega a la realidad. Sin embargo, los
temas que tratan en sus escritos son convincentes en la medida que explican la
situación colonial vigente; hay una esencia de la sociedad actual que no ha
cambiado y son las relaciones coloniales, es verdad que las dinámicas sociales
en este contexto tienen otros personajes, otras reglas de juego, pero estas están
enmarcadas en una estructura que pervive a lo largo de la historia. Examinemos ahora el katarismo para recaer en
un entendimiento más cercano a los “Prolegómenos
del nacionalismo aymara”.
El katarismo parte del
sujeto afirmado[10]:
el kolla, negando la negación colonial: el indio, cuyo fundamento es el
presente del mundo kolla: la dominancia de su cultura, dentro del Estado feudal
controlado por una casta que heredó las riendas de la administración generación
tras generación desde su fundación, “no hubo el restablecimiento de relaciones
objetivas y subjetivas entre ciudadanos, sino simplemente la metamorfosis del
Estado”[11]. La
existencia de la dominancia, conduce a afirmar al teórico del katarismo
Fernando Untoja, a que el kolla y lo kolla es “base y cimiento de la identidad
Boliviana”[12],
“el fundamento social del Estado boliviano”[13] que
debe tomar el control administrativo del Estado colonial consecuentemente
dirigir el país. Hay que tener en claro que, según Untoja hay un poder kolla y
este es económico, pero ello debe de ir más allá, al “empoderamiento del Estado
y asegurar ‘la igualdad de oportunidades’. Mediante condiciones materiales y jurídicas que otorgue el Estado, que cada
boliviano y boliviana forje su futuro y progreso sobre la base de su propio esfuerzo
y trabajo”[14].
Como podemos entender, hay una contradicción en esta interpretación del
katarismo, pues, si el kolla niega la negación a partir de su afirmación como
kolla de hecho asume una identidad propia que se ha mantenido a lo largo de la
historia, pero en esa misma proyección, es decir, la dominancia kolla que
necesita hegemonizar la identidad del país colonial tomando la administración
del Estado boliviano, se niega a partir de la afirmación; si se inicia
afirmando la identidad kolla por lógica tendría que ser para su liberación y
constitución de su Estado y no asumir la identidad boliviana, por eso señalo
que se afirma para negarse en el katarismo, pues “la concepción katarista no
incluye ni excluye a los bolivianos”[15], por
tanto, existe una mimetización.
La consecuencia de negar la
afirmación en el katarismo, descansa en su mismo fundamento y punto de partida
de interpretar la actualidad de los aymaras y qhiswas[16], esto
solo en un espacio tiempo determinado, sin tomar en cuenta la complexión en el
tiempo; el aymara y otras naciones son autónomas al Estado, ya que sus orígenes
no dependen para su constitución como nación de los Estados actuales, estas son
consecuencia de las metamorfosis coloniales para su dominio y ocupación en el
territorio de las naciones autóctonas, entonces, si una nación es ocupada por
un Estado exógeno, la nación ocupada tiene que liberarse, constituyéndose en
Estado. Como se entiende, la descripción del presente no basta para entender un
fenómeno, ya que solo es una parte del todo, la consistencia de algo es verdad
solo si es analizado en su totalidad, esto produce resultados como, la
contradicción de las proposiciones del katarismo; si anulamos la negación del
Otro colonial, a partir de la afirmación entonces esta como consecuencia es
para la liberación, pero el katarismo, llega a la misma negación: si
NEGACIÓN=INDIO, entonces este conocimiento nos conduce a AFIRMACIÓN=KOLLA
entonces no puede ser KOLLA=NEGACIÓN, porque es AFIRMACIÓN o en otro caso, solo
se toma la AFIRMACIÓN KOLLA como estrategia política para mantener las relaciones
y el Estado colonial. Hay un dato que quizá nos acerque a la verdad, que el
katarismo desde sus inicios sea de la línea de Fernando Untoja, Victor Hugo
Cardenas, Simon Yampara, llegaron a la misma conclusión que deducimos, que la
afirmación es negación, que el kolla es boliviano.
Hemos despejado de manera
resumida el caos del indianismo y el katarismo, ahora entendemos que ambas
corrientes tienen errores teóricos, pero que a la par poseen elementos comunes
que se complementan en la descripción del problema colonial, el punto
diferencial que se observa en los colectivos de la nueva generación de aymaras,
es hacer hincapié no a las ideas sino en el culto a las personalidades, pues
así como el indianismo y el katarismo, como indica Pablo “existe una
continuidad e influencias innegables”, el problema es que no se resuelven los
enredos teóricos. En un debate íntimo con Carlos Macusaya, analizamos este
fenómeno, para él, el katarismo es una consecuencia del indianismo en el
sentido hegeliano, un contrario necesario para entender otras cosas, en cambio
partí de la resolución de problemas, pues había buscado elementos descriptivos comunes
y errores; de ellos es el fenómeno colonial y el ser nacional sin Estado explicado
por Reinaga en la historia y Untoja en el presente, pero lo erróneo es que no salen de las lógicas coloniales. El
punto es superar eso: no afirmar la negación ni afirmarse para negarse, mas al
contrario, afirmarse para liberarse, esta idea, no es la unificación del
indianismo y el katarismo porque ambas descasan y terminan en la negación.
Fuera de que el indianismo y el katarismo hayan sido los que provocaron
revueltas contra coloniales, ambas estaban condenadas al fracaso por el error
de la resolución de aquello que han descrito genialmente, el indianismo por el
sustento en el término indio que es negación y el katarismo por negar al kolla,
si es así, no es un simiente del nacionalismo aymara como indica Pablo, sino un
caos y resoluciones erradas que superar a partir del entendimiento, solo esto
nos puede sacar de este estancamiento que ha prolongado la liberación de la
nación aymara y su constitución en un Estado. Estoy seguro de algo certero, que
a partir de las reflexiones hechas se puede encaminar la ideología de la liberación de los aymaras conscientes de si, en sí
y para sí, del aymara libre.
[1] Cf. OZ Amos, “Contra el
fanatismo”, Madrid: Siruela 2002. Título original: “The Tubingen lectures”.
[2] PLATÓN, “Diálogos”, México:
PORRUA, 1971, p. 83.
[3] REINAGA Fausto, “La revolución
india”, Bolivia: PIB, 6ta. Ed., 2013, pp. 170, 171.
[4] Cf. CARNERO Hoke Guillermo, “El
indio y la revolución”, Perú: PRENSA PERUANA, 1979.
[5] Cf. BONFIL Batalla Guillermo, “El
concepto de indio en América. Una categoría colonial”, En: “Identidad y pluralismo cultural en América
Latina”, Fondo Editorial CEHASS.
[6] REINAGA Fausto, “Tesis india”,
Bolivia: PIB, 3ra. Ed. 2006, p. 60. La influencia de K. Marx y F. Engels, tuvo influencia en la primera
etapa de Reinaga, y estaba pensando bajo estos, pues no es casualidad que
plantee una unidad de todas las naciones autóctonas como plantearon los comunistas
respecto a los obreros, “¡PROLETARIOS DE
TODOS LOS PAISES, UNIOS!”, (MARX K. y ENGELS F., “Manifiesto comunista”, Buenos Aires: CLARIDAD, 1967, p. 64.)
[7] REINAGA Fausto, “Manifiesto del
Partido Indio de Bolivia”, Bolivia: PIB, 1970, p. 29.
[8] CAMUS Albert, “El hombre
rebelde”, Argentina: Losada, 2007, p. 21.
[9] URIEL García José, “El nuevo
indio”, Perú: Universo, 1973, p. 93.
[10] UNTOJA Fernando, “Rebelión de un
kolla”, Bolivia: Fondo editorial de los diputados, 1999, p. 105
[11] UNTOJA Fernando, “Katarismo,
critica al indianismo e indigenismo”, Bolivia: s/e, 2012, p.50
[12] Ibíd., p. 15.
[13] UNTOJA Fernando, “Rebelión de un
kolla”, p. 111.
[14] UNTOJA Fernando, “Katarismo y
Poder kolla, propuesta ideológica y política”, 2016, en:
grupo-minka.blogspot.com
[15] Ibíd.
[16] UNTOJA Fernando, “Katarismo,
critica al indianismo e indigenismo”, p., 39
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