Por
Sergio Nina / Puriskiri
Miedo,
odio, violencia, muerte, así podemos decir que sigue nuestro mes de marzo.
Sentir
que las zonas de confort se ven amenazadas, que los privilegios que recuperaron
están en peligro, represión “justificada y aplaudida” de parte de las fuerzas
del ORDEN del gobierno, aunque “No es la forma” ósea hay expresiones de
conflicto que no se justifica, que se critica, que se responde con más violencia.
El
mundo está asustado, cauteloso y movilizado ante la muerte que ahora tiene una
de sus más malignas caras (que funde pánico y terror) hablamos del nuevo coronavirus “COVID-19” que es una de las
más peligrosas enfermedades infecciosas.
Aunque la muerte siempre estuvo y estará ahí tomándonos cada día, más aún si perteneces a
un sector vulnerable.
¿Nos
estamos enfermando?
Al
parecer todo indica que vamos en ese camino, no sólo nuestro planeta, nuestras
sociedades, o nuestros cuerpos, si no
también nuestras mentes llenándolas de supuestos y de ideas preconcebidas, nuestros
corazones inflados de orgullo, vanidad, terror.
Nuestras
sociedades en un actuar inconsciente, mal agradecido y violento, se han
abalanzado a un consumo excesivo y desmedido de nuestra naturaleza, de nuestra
madre tierra. Se van consumiendo los bosques, las aguas están siendo
contaminadas, especies enteras de plantas y animales son exterminadas, en la
búsqueda de solo saciar los placeres (vestimos y comemos todo, sin importar si
rompemos los delicados equilibrios que existe en nuestra naturaleza).
En
nuestra existencia consumista, no respetamos los ciclos de cultivo que tiene la
tierra (ni su regeneración orgánica y natural que tiene), no valoramos la gran
importancia que tiene el trabajo sacrificado de ser campesino y/o agricultor.
¿Entonces es un buen momento
para el intercambio de experiencias y conocimientos?
Para
nuestros pueblos marzo, en especial, es ocupado para las labores de prevención
de enfermedades de nuestras siembras, pero no sólo se busca prevenir que
nuestros alimentos no se dañen; también es una época para la recolección de
hiervas medicinales, ya sea sus hojas, sus raíces, sus flores, o sus tallos.
Para tener los elementos necesarios cuando estemos por enfermarnos, o para
sanar en caso de ya habernos enfermado (entonces
estamos a tiempo).
Nuestra
pachamama no solo nos da de comer, también nos ofrece alivio, reparo y
curación. En la vida podemos tener estos remedios, que claro no son milagrosos
son elementos, y depende de nosotres si las utilizamos o no, entonces es muy
importante la prevención en este tiempo.
El
conflicto es siempre tomado como algo negativo igual que los desechos, pero
como arriba mencionamos todo depende de cómo gestionemos nuestros desechos, el
conflicto es una situación de oportunidad porque es cuando se tiene un
desacuerdo entre dos o más partes y son
expresadas o manifestadas las demandas, las inconformidades, las
necesidades. Si estas son gestionadas adecuadamente podemos transformarlo
constructivamente y así evitar que se genere la violencia (que va en contra de
los derechos humanos y la misma madre tierra).
La
pachamama nos ofrece alimento, salud y cobijo
Estamos
en un buen momento, en una oportunidad, para que tomemos al conflicto como
motor de cambio, para que el lavado de las manos o las medidas higiénicas que
estamos tomando sean hábitos constantes y no solo momentáneos, para prevenir la
enfermedad y/o sanar, para empezar un
consumo consiente, para evaluar-cambiar
nuestro modelo de vida y el de nuestras sociedades.
ENTONCES ES UN BUEN MOMENTO
PARA RETORNAR A LA PACHAMAMA
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