Por Sergio Nina
Este
tiempo vamos notando con mayor fuerza que estamos en otoño, porque ya vamos
sintiendo los vientos suaves que nos traen mensajes.
Con
los acontecimientos últimos sabemos que nuestras vidas ya no van a ser iguales:
los sentimientos, los pensamientos, los hábitos (especialmente los de limpieza
y de alimentación), también nuestros lazos
y acciones comunitarias van tomando un rumbo diferente, estamos sintiendo
“vientos de cambio”.
Las
cosechas ya han comenzado, muchos pueblos, han retornado a sus chacras para
recoger todo aquello que la Pachamama nos brinda. Mientras, las hojas van
secándose, poco a poco, y cayendo. Estas hojas desparramadas en la tierra no
son símbolo de muerte más bien son parte del ciclo de la vida, y pueden aportar
a la vida siendo utilizadas como abono. Nos recuerda cómo, en el ciclo de la
existencia, por más alto que te encuentres todos somos iguales, por que todos volveremos
al suelo. Allí, dependerá de cada unx si decidimos abonar.
En
el ayllu esto se nota con mayor fuerza en el camino “thaki” de servicio como autoridad, ya que cuando se va ejerciendo
los distintos cargos que se tiene (respetando el muyu o turno de la rotación). Por más alto que sea el cargo, la
pareja pasante sigue siendo alguien más de la colectividad. Las personas que
fueron autoridades con su experiencia y conocimiento siguen aportando a la
comunidad.
Un
viento suave, en ocasiones sólo una briza nos trae mensajes de buen o mal augurio.
Nuestros
vientos nos ayudan en el proceso de transferencia de polen de una planta a otra,
el otoño puede ser un buen momento para que
podamos hacer trueque de nuestros conocimientos a las comunidades de nuestras hermanas y
hermanos (se puede compartir vía digital, en las sesiones en vivo, también
escribiendo).
Los
vientos nos pueden traer.
La presencia
de nubosidad permite que exista humedad en las tierras de cultivo. Las nubes
evitan que exista mayor radiación solar, por lo que la humedad se conserva en
el suelo. La humedad es como la autoestima que es vital para la existencia.
Podemos fortalecer nuestro amor propio cuidándonos y evitando que nos
enfermemos.
Cuando
los vientos son fuertes pueden provocar el desgaste de los suelos. Que afectan
mucho a nuestra Madre Tierra, no sólo por los cultivos si no la vida que habita
en ella. Esto se puede prevenir con barreras rompe vientos (como árboles).
Los
malos aires han ido desgastando el Respeto
por la vida (lxs seres humanos, las plantas, los animales y toda la
naturaleza que nos rodea). Nuestras
acciones suelen ir provocando el rompimiento del delicado equilibrio que existe
en nuestros ecosistemas, olvidando que somos parte de ellas. Nuestros modelos
de existencia deben prevenir la erosión al
igual que los árboles nativos, con ramificaciones fuertes y profundas raíces,
tal vez el modelo de vida comunitario del ayllu sea nuestra barrera.
El arrastre
de plagas y enfermedades incluyendo malezas se previenen con la fumigación de las
plantaciones rociando agua de ajo o tabaco. Asimismo, en nuestras sociedades
también tenemos pensamientos, posiciones políticas, acciones que son dañinas
porque sólo generan muerte. Realizar una reflexión comunitaria nos podría
ayudar a identificar a las plagas,
malezas de nuestros pueblos y así tomar acciones de prevención.
Estamos
teniendo vientos de cambio.
Fuente:
Brayan Teo Burgoa González
Llallagua - Norte Potosí |
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